«Porque una cosa es la razón y otra el corazón. Porque nadie sabe de las lágrimas derramadas en soledad. Porque para vivir hay que hacer ‘De tripas corazón’.»
Mónica Miguel Franco
Desde que Gina y yo abrimos la casa Garbo en la calle 74 San Francisco, hemos querido convertirla en mucho más que una boutique. Además de ser un espacio de moda donde podemos compartir con nuestras clientas, también es un espacio cultural. El año pasado hicimos una noche de cine donde presentamos Breakfast at Tiffany’s y también tuvimos una noche flamenca. Este año arrancamos con intercambios y donaciones de libros con las chicas de Blind Date with a Book y hace poco, por la apuesta de un grupo de talentosas personas (que creo que también están un poco locas) pudimos hacer algo que jamás pensé posible. Convertir Garbo by Greta en un teatro.
Y es que gracias a la visión y dirección de Arturo Wong Sagel , el material de la escritora Tina Escaja y la producción de Mónica Miguel Franco (EMES Producciones) montamos una obra de teatro inmersivo en la tienda, titulada De Tripas Corazón.
Desde que me hicieron la propuesta dije que sí, sin pensarlo. Y es que la idea de transformar la casa Garbo en un teatro al anochecer, después de cerrar caja, me pareció fascinante desde el principio. Además no podía desaprovechar la oportunidad de unir dos de las cosas que me apasionan. La moda y el teatro.
Fue una semana agotadora y estresante no les voy a mentir. Los actores llegaron a ensayar domingo, lunes y martes. La obra se presentó miércoles, jueves, viernes y sábado. Teníamos que mover muebles y crear escenarios todas las noches y luego dejarlo todo de vuelta a la normalidad, para abrir la tienda como si nada al día siguiente. Fueron días en los que entraba a la boutique a las diez de la mañana y no salía antes de las once de la noche. Pero no cambiaría la experiencia por nada del mundo, me divertí demasiado y si antes adoraba el teatro y respetaba a todos los que lo hacen posible pues ahora mi admiración es mucho mayor.
Era impresionante ver como los actores iban sacando sus personajes, desde las equivocaciones en los ensayos y las llamadas de atención del director, hasta que finalmente encontraban su voz y le daban vida a esos seres del guión. Aunque los vi repetir lo mismo muchas veces, siempre lograron llegarme y conmoverme de alguna manera.
Y qué decir del trabajo de dirección y producción. Con pocos elementos y un bajo presupuesto transformaron los cuartos de la tienda en espacios donde ocurrían escenas, que iban desde las más desgarradoras hasta las que le sacaban una carcajada al público, que iba moviéndose de ventana a ventana en la parte de afuera de la tienda.
Y es que De Tripas Corazón se disfruta con un placer un poco voyeurista, al estilo de La ventana indiscreta de Hitchcock, donde al principio no sabes bien qué está pasando y ni siquiera sabes si debes estar observando, pero no puedes dejar de mirar y quedas atrapado con ganas de saber más.
Una de las cosas que me gustan del estilo de dirección de Arturo Wong es que lleva a sus actores y a su público a salir de la zona de confort pues le gusta jugar con las identidades, los espacios y la forma a la que estamos acostumbrados a ver una puesta en escena. En esta obra, además de que todo se veía desde las ventanas, el público era dividido en dos grupos y se recomendaba que si habían ido en pareja se separaran, lo que ya iba causando un sentido de extrañeza y curiosidad entre los asistentes. Además, dos actrices se repartían el personaje principal llamado Goya y el de La Modista y depende del grupo que te tocara tenías una actriz distinta y diferencias sutiles de la historia, lo que daba pie a una interesante conversación y análisis al final de la obra.
En Garbo los dos grupos empezaban en lados opuestos de la tienda y luego se iban moviendo de ventana en ventana, cada una con una escena diferente, hasta que finalmente todos se unían en una escena final en el patio de enfrente. Por coincidencia ambos grupos empezaban por mis dos escenas favoritas. El grupo 1 empezaba en el patio de atrás, y era transportado a una carnicería con cuchillos, tripas y sangre, en el que una joven mujer vivía presa del yugo de su madre y de una vida repetitiva y sin salida. (Un día, la actuación fue demasiado realista para una de las asistentes y tuvo que irse del espacio y saltarse esa escena.) Simultáneamente el grupo 2 empezaba por una escena en mi taller de costura, en el que una insoportable clienta iba a entallarse un vestido de novia con una modista. Esta escena está basada en un cuento que el escritor panameño Osvaldo Reyes hizo especialmente para el proyecto
La obra era una vitrina para diferentes artistas que de una u otra manera mostraban sus trabajos inspirados en el tema tripas. Osvaldo con su cuento, Sol Moreno con un corto y algunos artistas como Todd Thomas Brown y Janet Van Fleet enviaron piezas que fueron exhibidas en la tienda. Hasta yo hice un vestido especial para la ocasión el cual llamé Corazón de Piedra.
Debo confesar que estaba muy nerviosa por la recepción del público. Pensé que nadie iba a venir y que si venían no les iba a gustar. A mi me encantaba, pero yo soy una horror geek y me gustan las cosas creepy y extrañas. Pero para mi sorpresa tuvimos funciones con un público increíble. El viernes y sábado fue lleno completo y la gente se la gozó de principio a fin.
De Tripas Corazón es una obra de teatro que no te deja indiferente. Es cruda, a veces desgarradora, a veces hilarante, muchas veces un poco rara y muy humana, pues al final qué es la vida si no una mezcla de estas cosas. Además, es una prueba de que con imaginación y talento no necesitas de una costosa y elaborada producción, que el teatro puede salir de «El Teatro» y que podemos disfrutarlo en los lugares más inesperados, como en una tienda de ropa.
Diviértete con la Moda…y El Teatro
XOXO
Greta.