Mis lecturas de enero.

Aunque siempre he adorado leer y los libros son una parte fundamental de mi vida, debo decir que soy una lectora un poco desordenada. A veces me puedo terminar un libro de una sola sentada, otras veces paso días sin leer. A veces empiezo un libro y lo dejo a medias porque me intereso por otro y aunque tengo pilas y pilas de libros pendientes sigo comprando y adoptando libros. (Esto último creo que jamás podré evitarlo) Pero este año quiero organizarme un poco y al menos seguir cierto orden a la hora de leer, para no dejar mis lecturas a medias.

Hace unos días vi un reto de lectura que subieron en la cuenta de Instagram de El Hombre de La Mancha y me pareció un cuadro muy útil para activar la lectura.

Cuadro de @libreriaelhombredelamancha

Yo soy una lectora bastante emocional, que escoge los libros de acuerdo al mood en el que esté. Por eso voy a arrancar escogiendo dos libros a inicio de cada mes para enfocarme en ellos y solamente en ellos, porque la verdad tampoco soy una lectora muy rápida y me gusta disfrutar del libro, echar las páginas atrás y releer mis partes favoritas, investigar los términos y temas que salen en él y más. Usualmente no pongo fecha límite para terminarme un libro.

Este mes arranqué con dos obras totalmente diferentes una de la otra, que quería leer desde el año pasado, porque así puedo alternar entre ellos de acuerdo a mi humor. Ambos llegaron a mis manos gracias a la mesa de adopción de libros en Garbo.

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Uno de mis picks para enero es The Last Tycoon de F. Scott Fitzgerald. Este escritor siempre me hace pensar en la década de 1920 con sus flappers, fiestas, jazz y speakeasies y qué mejor forma de iniciar los nuevos twenties en este 2020 que leyendo algo de él.

Siempre digo que Fitzgerald se disfruta mejor con champaña.

La novela era un borrador bastante incompleto cuando Fitzgerald murió inesperadamente a los 44 años . Fue terminada, editada y publicada póstumamente en 1941 por su amigo, crítico y escritor Edmund Wilson.

Ambientada en los años 30, The Last Tycoon relata la vida de Monroe Stahr un «big shot» que administra un gran estudio de Hollywood. Se dice que su personaje está claramente basado en Irving Thalberg (El antiguo jefe de la Metro-Goldwyn-Mayer) a quien Fitzgerald había visto en varias ocasiones.

Fitzgerald tenía una relación tormentosa con Hollywood y muchas veces escribió con cierto resentimiento o cinismo acerca de sus productores, escritores, directores y todo el lifestyle alrededor.

Aunque estoy disfrutando mucho el libro y tiene líneas y descripciones memorables, donde se ve la magia de Fitzgerald, muchas veces me encuentro pensando que es una pena que no pudo escribirlo completamente él y lograr que llegara a ser la gran novela que pudo ser y no fue. Creo que ese debe ser el mayor temor de todo escritor: Morir y dejar un gran libro a medias.

El otro libro que tengo pendiente para enero es Pedro Páramo de Juan Rulfo. Nunca he leído a este gran autor latinoamericano pero siempre lo he tenido en mi lista de pendientes y creo que esta novela, aclamada por Borges y García Márquez, es una buena forma de empezar a conocerlo.

Pedro Páramo es la historia de dos hombres: Uno que va en busca de su padre y otro que se deja seducir por el poder durante la Revolución Mexicana.

Este libro se considera dentro del género de la novela revolucionaria y debido a su uso del realismo mágico es catalogado como una de las obras precursoras del boom latinoamericano, así como uno de los libros cumbre de la literatura en lengua castellana.

Apenas llevo algunas páginas pero me tiene enganchada con su sabor y humanidad, a veces cruda y a veces fantástica, con descripciones y situaciones cotidianas que de alguna manera me hacen conectar y sentir una empatía especial por sus personajes. Para mi la literatura latinoamericana es íntima y acogedora, como sentarse en el portal de la casa de los abuelos o tomarse una copa con un viejo amigo. Por eso casi siempre me llevo un libro de autor latinoamericano cuando viajo lejos, pues siento que así me llevo un pedazo de casa. Me pasa con García Márquez, con Vargas Llosa, Isabel Allende, más recientemente con Bolaño y tengo el presentimiento que también me sentiré así con Juan Rulfo.

Espero cumplir con mi resolución de ser una lectora más constante y de no dejar libros a medias. Ya les iré contando cómo me va.

XOXO

Greta.